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dilluns, 4 de maig del 2020

Gràcies Carlos

Toñi, te n'envio una altra.
Carlos
Ins. Alcarràs


¡Apreciado compañero!

Te escribo esta carta porque mi madre forma parte de una iniciativa que se viene implantando en el hospital donde ella trabaja como enfermera.

Me gusta la idea y he querido ser partícipe del proyecto. Consiste en escribir cartas a pacientes que se encuentren ingresados por infección de Covid-19.

En primer lugar, creo que debería presentarme, para que podamos enfatizar algo mejor. Soy Ares, estudiante de cuarto de la ESO, y desde que nos confinaron en casa, estoy ilusionada en realizar multitud de cosas que siempre dejas para después. Ya se sabe que la vida de estudiante, aunque algunos quieran pintarla o adornarla, como que es relajada y placentera, yo, por mi parte, opino lo contrario. Siempre estamos en continuo estrés: exámenes, trabajos, actividades…, sin contar con las extraescolares. Nos hacen vivir como si fuéramos adultos, corriendo todo el día, arriba y abajo, sin apenas tiempo, para disfrutar de un buen libro, la compañía de los tuyos…, el poder echar unas risas.
¿Y para qué todo esto? Entiendo que la disciplina, seguir y tener un orden en la vida, es necesario, porque si no todo sería un caos (créeme, sé de lo que hablo).  Que se nos repita continuadamente que debemos aprender qué es el sentido de la responsabilidad… ¿Pero realmente hace falta que echemos a correr tan pronto?

A mí lo que realmente me provoca es apatía por todo ello. Me gustaría hacer un stop, como el que nos ha tocado vivir ahora, insólito en nuestros tiempos.

Me gustaría sentir el sol en mi piel, la brisa en mi cara, caminar descalza por la playa junto a la tranquilidad del mar. Disfrutar de un buen libro, dejar volar libre mi imaginación. Ver a mis amigos y darles un abrazo.

Y a eso quería llegar yo… a lo confortante que resulta sentir cómo los brazos de tus compañeros, colegas, te rodean y te estrechan con fuerza contra su pecho. Te hace sentir lleno de vida. Es lo que deseo hacerte llegar, desde estas líneas, que te sientas vivo y con fuerzas renovadas. Que sientas ánimo para continuar adelante, que pienses en esos amigos, hijos, colegas, aquellos que están esperando por ti, para que puedas llenarlos de risas y, cómo no, lo más esencial en esta vida y en cualquier otra: el amor.

Así que, fuerza y lucha, porque todavía falta mucho por dar. Nos falta mucho para recibir, para sentir que realmente hemos completado el camino y que no hay nada que se haya quedado por hacer… y es tanto y mucho lo que nos queda todavía…

Te invito a que continúes mirando cada día a la ventana, a mirar el sol y sentir cómo sus rayos te alcanzan. Te invito a que seas ejemplo para los demás y para ti mismo. Un alma empoderada y fuerte, que no se resigna a dejar lo que muchos amamos.

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