Buenos días: Muchas gracias por iniciativas de este tipo que nos permiten a los demás poder colaborar desde nuestras casas con palabras de ánimo para aquellos que más lo necesitan en estos momentos.
Un fuerte abrazo!
Querido paciente:
Mi nombre es Juan Carlos. Soy vecino de Hospitalet de Llobregat. Mi mujer y yo vivimos en Cataluña desde hace más de dos años. Estamos ya rondando los cuarenta. Toda nuestra familia es de Valencia así que, ahora mismo, los tenemos también lejos de nosotros. Aunque nos gustaría estar cerca de nuestros padres en estos momentos, ya que son mayores, sabemos que no es lo más conveniente. Poco podemos hacer desde la distancia salvo mantener un contacto regular con ellos y preocuparnos de sus necesidades. Da igual que seamos de Sevilla, Barcelona, Madrid o de cualquier otra provincia. Todos queremos estar con los nuestros ahora y seguro que tú también. Pronto podrás estar con ellos. Ya te queda un día menos.
Aun así, querido paciente, sabemos que tu situación es bastante más difícil. Por lo que vemos en las noticias sabemos que sigues en la lucha contra la enfermedad, sin visitas, sin comodidades, contando los minutos, las horas y sobre todo los días para que pase todo esto y puedas volver a la normalidad. Los números son cada vez más positivos y esperamos que esta pesadilla pase pronto.
Estas palabras son para recordarte que no estás sólo en esta lucha. Puede que no veas a tu familia, a tus amigos, a tus vecinos, a tus mascotas durante todo este período, pero eso no quiere decir que estés solo. Los primeros que demuestran que se preocupan por ti son los médicos, las enfermeras, las limpiadoras que tienes a tu alrededor quiénes, ahora más que nunca, entienden que su trabajo es más vital para ti. Y estamos seguros de que se sienten más felices por ello. Sí, felices de poder ayudarte. Un sabio dijo en el pasado que “hay más felicidad en dar que en recibir”. Pregúntales a los que te rodean si preferirían estar en la comodidad y seguridad de su casa o a tu lado. Ellos también tienen familia, hijos, padres y abuelos, pero a tu lado son más felices ahora porque saben que puede hacer mucho bien por ti. Ante la adversidad, la mayoría de las personas, sacamos lo mejor de nosotros. Durante este período se han visto iniciativas dignas de imitar. Jóvenes que ayudan a sus vecinos a hacer la compra, taxistas que llevan al personal sanitario sin coste, empresarios que adaptan sus empresas para fabricar material médico, donaciones voluntarias y un gran número de otras obras que habla de lo que tenemos en nuestro interior.
Esta situación nos tiene que hacer reflexionar a todos. Pienso que de todos los problemas y situaciones desagradables podemos siempre aprender alguna cosa positiva. Pienso que podríamos ser a partir de ahora más humildes. Algo tan simple y pequeño como un virus nos hace ver lo frágiles que somos por fuerte que nos creamos. Podríamos ser más conscientes de que además de nuestros problemas, existen los problemas de los demás y que, muchas veces, está en nuestra mano poder ayudarles. Podríamos aprender a valorar más las cosas importantes de la vida y entre ellas, nunca deberían estar por delante lo que tenemos sino a quiénes tenemos. Nuestra felicidad no depende nunca de nuestras circunstancias ya que, muchas veces, somos incapaces de controlarlas. Más bien depende de lo que tenemos en nuestro interior. Un proverbio antiguo nos recuerda que “el que tiene un corazón alegre goza de un banquete continuo”.
Deseamos que en breve puedas levantarte de tu cama y andar por tu pie. Que puedas regresar a tu casa y volver a tu rutina diaria. Que puedas seguir amando a los tuyos. Que puedas mirar al futuro con esperanza.
Un fuerte abrazo de Juan Carlos y Ester
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